


Torre Internacional
Guayaquil, Ecuador
Tipo: Multi Programático– Hotel/Banco/Comercio
Cliente: InterContinental / Banco Internacional
Tamaño: 15510.81 m2
Estado: Diseño Definitivo
El proyecto se concibe como una pieza de transición entre la densidad urbana y la apertura del paisaje tropical. Su arquitectura interpreta la fluidez del entorno costero a través de un volumen continuo y dinámico, donde la horizontalidad se convierte en el lenguaje estructural dominante.
Las líneas curvas que definen la envolvente no responden únicamente a una intención formal, sino a un gesto climático y perceptual: controlar la incidencia solar, suavizar la escala del edificio y crear una relación cambiante entre interior y exterior.
La fachada acristalada, modulada por elementos horizontales, actúa como un filtro lumínico, haciendo que la luz se desplace y transforme los espacios interiores a lo largo del día. La base del edificio se retrae estratégicamente para generar un plano urbano permeable, integrando el programa público con
la calle y permitiendo la continuidad del espacio peatonal. Este gesto urbano se complementa con un cinturón vegetal que introduce la presencia de la naturaleza dentro de la experiencia arquitectónica.
En contraste, los niveles superiores se organizan mediante una estructura rítmica que expresa orden y ligereza. La composición volumétrica equilibra masa y transparencia, permitiendo que el edificio se lea simultáneamente como sólido y etéreo, técnico y sensible.
El resultado es una arquitectura que traduce los principios de claridad estructural, eficiencia ambiental y elegancia atemporal, consolidando dos programas diferentes en complejidad y espacios dentro de un solo volumen. Permitiendo posicionar al nuevo proyecto Torre Internacional como un nuevo referente de arquitectura contemporánea en la costa ecuatoriana.
El proyecto Torre Internacional se consolida como una propuesta arquitectónica que equilibra identidad local y lenguaje global. Su diseño establece un diálogo coherente entre la densidad urbana y el paisaje tropical, integrándose con el entorno mediante un gesto formal que privilegia la horizontalidad, la fluidez y la transparencia. La envolvente curva y modulada actúa como un sistema ambiental activo que regula la luz y la temperatura, evidenciando una arquitectura sensible al clima y al contexto.
En la base, el edificio se abre hacia la ciudad con una planta permeable que promueve la interacción urbana y la continuidad del espacio público, generando una experiencia que trasciende la función hotelera para convertirse en un espacio de encuentro y transición.
La combinación de hormigón, vidrio y vegetación conforma un lenguaje contemporáneo de sobriedad y precisión técnica, donde la luz y la textura se convierten en los principales materiales de expresión. En conjunto, el edificio no solo responde a los criterios de eficiencia y confort sino que también aporta un valor simbólico al paisaje arquitectónico de Guayaquil, reafirmando la capacidad de la arquitectura para representar modernidad, pertenencia y transformación urbana.